La conciencia fragmentada está anclada en la creencia que el mundo es tal como lo veo y lo pienso: un mundo de objetos dispersos, de diferencias y separación; me veo a mí separada de tí; percibo seres y cosas que se asemejan a piezas sueltas de un gigantesco rompecabezas imposible de armar porque no veo relación entre ellas. En este abigarrado mundo sólo ‘yo’ y ‘los míos’ somos reales, los demás son imágenes sin consistencia. La tradición individualista occidental confirma los datos captados por mi percepción e interpretados por mi…