HIJAS E HIJOS DE LA LUZ – Modificar la visión fragmentada

Todo es luz  Nikola Tesla
Ustedes son la luz del mundo  Jesús de Nazaret

La palabra Abba, Padre, evoca la unidad de la criatura con el Creador: Ab, es decir, la unión de los dos universos, hace referencia en hebreo a la palabra ‘Padre’, y solamente accederemos al ‘Padre’ por la unión de la Alef (el universo de la Eternidad) y la Bet (el universo de la fragmentación o espacio-temporal) (1). Este proceso no consiste en unir arbitrariamente dos entidades distintas, sino en comprender e integrar en la vida cotidiana la unidad de lo eterno y lo temporal. Podemos suponer que cuando Yeshua de Nazaret llamó Abba, Padre, al Creador, no se refirió a una filiación padre-hijo excluyente del resto de la humanidad, sino a la unidad de lo eterno y lo temporal existente en la creación. La denominación Hijo de Dios incluye a toda persona: Mirad qué gran amor ha dado a nosotros el Padre, para que hijos de Dios seamos llamados y somos (2).

En el nivel de conciencia dualista, donde la persona entiende su vida como  un Yo inserto en el universo fragmentado frente al Todo incomprensible, interpreta su inclusión en la unidad como la disolución de su individualidad, lo que le produce angustia y miedo. En el nivel de conciencia en que la persona se identifica con la unidad, conocer la integración del Yo en el Todo le crea sentimientos de expansión y paz, en la certeza que la vida mortal física es sólo manifestación de la conciencia eterna e infinita. Quien acceda a esta unificación contemplará la fusión de lo infinito y eterno en las manifestaciones temporales y declarará, como Jesús, Yo soy el Todo (3).

Cuando hiciéreis el dos Uno, lo interior como lo exterior, lo exterior como lo interior, lo superior como lo inferior… entonces entraréis en el Reino, dijo Jesús según está registrado en el Evangelio de Tomás (4).Este estado unificado de conciencia fue llamado mente de Cristo por San Pablo(5), condición en la que se percibe la dimensión espacio-temporal como faceta de la Eternidad y se entiende que todo lo existente es gestado en la misma matriz.

No existe nada exterior o ajeno a la unidad comúnmente llamada Dios: el Uno divino está presente en cada partícula existente (6). La profesión de fe islámica, Shahada, consiste en la afirmación La ilaha illa Allah: no existe un Dios sino Unidad, Allah, que se manifiesta con noventa y nueve nombres o propiedades, siendo el primer nombre Rahman, uno de cuyos significados es matriz, otro es misericordia. Cada criatura expresa una determinada combinación única de los Nombres de Allah, lo que crea la multiplicidad en la unidad. El potencial cuántico… conocido en Sufismo como ‘la dimensión de los Nombres’, es el potencial del que nacen las manifestaciones infinitas (7).

La modificación de la visión fragmentada transforma necesariamente la manera de pensar y actuar. Las motivaciones y la energía de los hábitos dejan de estar circunscritas a la búsqueda de satisfacción del yo movido por la tríada aceptación/seguridad/control, absorto en sí mismo. Este apego es remplazado por el estado mental de interconexión que abraza una certeza: Yo y el Padre unidad somos (8). A partir de la corrección del pensamiento se expande la responsabilidad antes ligada exclusivamente al pequeño-yo y lo mío, hacia un vasto Yo que reconoce que El Universo tiene una sola sustancia (9). Esta nueva identidad se fundamenta en la mente de Cristo.

Cristo es Dios, y Jesús es la manifestación histórica, en el tiempo, de Cristo. … El Misterio de Cristo unge toda la materia física con un propósito eterno desde el principio. …Dios ama las cosas convirtiéndose en ellas mismas. …Jesús es el arquetipo humano semejante a nosotros, quien nos mostró lo que es ser Humano Completo… Jesús vino a enseñarnos cómo ser humanos más que a enseñarnos cómo ser espirituales, señala el fraile franciscano Richard Rohr (10).

Cada ser humano posee una chispa del Mesías, del Cristo, una luz divina, un rayo, una imagen de la naturaleza divina impresa en el alma (11) que al activarla le hace copartícipe del cambio universal conocido como la llegada del Massiah, del Mahdi, la segunda venida de Cristo, apelativos hebreo, islámico y cristiano respectivamente, usados para denominar al proyecto de unificación de la creación. Jesús se refirió a la presencia de esta chispa cuando dijo a la multitud: Vosotros sois la luz del mundo (12) asumiendo que él mismo era también luz del mundo (13).

El esperado Mahdi (el salvador) es la iluminación que ocurre con este conocimiento —de la Unidad—: si tú aprehendes este conocimiento entonces tu Mahdi ha llegado, de otro modo morirás sin ver al Mahdi. Si tú estás en esta conciencia y estás viviendo esta realidad, entonces el Mahdi te ha alcanzado (14).

La persona transformada por este conocimiento contempla la Tierra y los mundos visibles e invisibles como un espacio sagrado. Cuando Moisés pastoreaba en el desierto las ovejas de su suegro Jetro, se le apareció el ángel de Yahweh en una llama de fuego, en medio de una zarza. Y él vio que ardía fuego en la zarza, pero la zarza no se consumía. … Dios lo llamó de en medio de la zarza, y dijo …Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde tú estás es lugar santo (15).Esta narración indica que la persona consciente de la unión de los dos universos, el espacio-temporal y el eterno, Ab, ha accedido a Abba, al Padre.

Jesús se identificó plenamente con el Padre. Identificarse significa reconocerse como semejante y compartir los mismos propósitos. Identificarse significa amar. En la sinagoga de Nazaret manifestó su identificación retomando palabras del profeta Isaías: El Espíritu de Yahweh está sobre mí. Por eso me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres, y me ha enviado para restaurar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, para fortalecer con el perdón a los quebrantados, y para proclamar el año agradable de Yahweh… Hoy se ha cumplido esta Escritura que han oído (16). Quien tiene la vista fija en ser amor no se pierde, no se distrae y es transformado en el Amado: Dios es Amor (17). El Espíritu del Amado une en amor a lo desunido por la ignorancia del desamor, desata a los cautivos perdidos en los abismos espirituales, libera a los oprimidos.

Yo te glorifiqué en la Tierra. … Tu Nombre he manifestado. …para que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado, como también a mí me has amado (18). Jesús remarcó la igualdad ante el Padre: no estableció diferencia alguna entre el amor del Padre hacia él y hacia el resto de la humanidad. Cuando sus discípulos le pidieron que los enseñara a orar, les entregó la oración judía conocida como Padrenuestro —que integra la liturgia del Día del Perdón (Yom Kipur)— remarcando el vínculo con el Padre común YHVH, la unidad viviente. Por medio de esta oración se activa la intención amorosa del orante de unir el cielo y la tierra, el fragmento —la pieza suelta del rompecabezas—con el Todo, lo temporal con lo eterno, modificando la visión fragmentada.

Bahá’u’llah describió el amor a Allah como comunicación, comunión: ¡Oh Hijo del Ser! Ámame para que te ame, si tú no Me amas, Mi amor jamás podrá alcanzarte (19). Amar integra, unifica, despierta de la ensoñación dualista: amada en el Amado transformada, escribió Juan de la Cruz (20). El amor une, disuelve en unidad, anula la falsa dualidad tú/yo, este/aquel, sagrado/profano. Desaparece la visión de un Dios externo, creándose el estado de conciencia de Jesús, la mente de Cristo.

Somos presencia manifiesta del Padre, unidad eterna, hijos e hijas del Dios Viviente (21) del Padre de los Espíritus (22) en cuya presencia vivimos, nos movemos y existimos (23). Cuando se modifica la visión fragmentada y se comprenden la interconexión y la interdependencia se adquiere humildad. La humildad produce un tipo de inteligencia ajena al orgullo y la vanidad; un conocimiento que libera del cautiverio de la materia. De estos cautivos se alimentan las religiones dualistas, los reyes y las reinas, los poderosos y los gobernantes de todas las naciones.

El campo de batalla de Kurukshetra, donde se sitúa el diálogo entre Krishna y Arjuna registrado en el Bhagavad Gita, simboliza la guerra permanente entre los principios de unificación/fragmentación que generan respectivamente comportamientos de amor/desamor y sus efectos colaterales de alegría/paz, o desolación/ansiedad. Cada ser humano tiene la libertad de escoger el principio al que desea servir. Las consecuencias de esta elección resuenan más allá de sus actos y de su existencia particular: repercuten en su relación con la unidad llamada Padre, Yavé, Allah, Brahman, Ahura Mazda, Wakan Tanka, Hunab Ku, Ometeotl, Gran Espíritu, según diversas tradiciones. Esta es la enseñanza perenne de quienes caminan incesantemente en todas las naciones con los pies en la Tierra y la cabeza en el Cielo, reiterando la llamada a despertar del largo sueño de la dualidad.

Si alguna mujer, si algún hombre entiende, acepta y aplica su atributo de ser imagen y semejanza (24) del Viviente, hija e hijo de Dios, vencerá la incertidumbre que genera la aparente dualidad cuerpo/espíritu; con este entendimiento del corazón —la razón es insuficiente para lograrlo— saldrá del pozo de la desesperación (25) y entenderá el significado del Salmo 82,6: ustedes son dioses…todos son hijos del Altísimo (26). Podrá asimismo responder a la pregunta de Jesús: ¿cómo pueden ustedes decir que los he ofendido porque dije que soy Hijo de Dios? (27) y entender su asombro cuando preguntó a Felipe ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? (28). Podrá también responder a la más acuciante de las preguntas humanas: ¿quién soy?

(1) Mario Javier Saban La Cábala La psicología del misticismo judío p.232,  Kairós Barcelona 2016
(2) 1Juan 3,1 Nuevo Testamento interlineal griego-español SBU, 2012
(3) Evangelio de Tomás Logion 77,3 Ediciones Índigo, Barcelona 1992
(4) Evangelio de Tomás 22,9-12.21 id
(5) 1Corintios 2,16 Biblia Dios habla hoy, SBU 1994
(6) Ahmed Hulusi The Observing One Ahmed Hulusi 2012, p 26.
(7) Ahmed Hulusi id, p 8
(8) Juan 10,31 Nuevo Testamento interlineal griego-español op cit
(9) Nicola Tesla Todo es luz  https://youtu.be/BH9kMRukmRQ
(10) Richard Rohr The Universal Christ, Convergent Books 2019; pp 19,20,23
(11) Meister Eckhart, Vir meus servus tuus, Sermon on 2 Kings 4:1ff, In Richard Rohr’s Daily Meditation Spark of the Divine, CAC 7.8.2020
(12) Mateo 5,14 Nuevo Testamento interlineal griego-español op cit
(13) Juan 8,12 id
(14) Ahmed Hulusi Expanding the Essence of Prayer  https://youtu.be/yhMUEhUe5UQ
(15) Éxodo 3,2.4.5 Biblia Peshitta en Español,Traducción de los Antiguos Manuscritos Arameos Instituto Cultural Alef y Tau 2006
(16) Lucas 4,18.19.21 Biblia Dios habla hoy op cit
(17) 1Juan 4,8 id
(18) Juan 17,4.6.23 ibid
(19) Bahá’u’llah Las Palabras Ocultas 1,5  Asamblea Bahá’i, México 2004
(20) San Juan de la Cruz Obras Completas p 536 Editorial Monte Carmelo, Burgos 2003
(21) Josué 3,10 Biblia Dios habla hoy op cit
(22) Hebreos 12,9 id
(23) Hechos 17,26 ibid
(24) Génesis 1,26 ibid
(25) Salmo 40,2 Biblia Reina Valera  SBU 1960
(26) Salmo 82,6 Biblia Dios habla hoy op cit
(27) Juan 10,36 id
(28) Juan 14,10 ibid

Acerca de la autora

Aída Reboredo Arroyo
Aída Reboredo Arroyo
Es autora de libros y artículos; cofundadora del primer centro de estudios de la mujer en México. Es Psicóloga Clínica con estudios de maestría y doctorado realizados en Francia y Brasil. Fue profesora universitaria en diversas instituciones académicas de la Ciudad de México y de Veracruz, así como cofundadora de las Agencias Especializadas en Delitos Sexuales.

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4 comentarios sobre “HIJAS E HIJOS DE LA LUZ – Modificar la visión fragmentada”

  1. Colibrí333

    Gracias Aída por este nuevo artículo donde profundizas en en el gran tema de la Unidad a través de explicar nuestra esencia de Luz. Gracias también por hablar de lo que nadie habla, por pensar en lo que pocas personas piensan y por tomarte el trabajo de compartirlo para beneficio de los que también buscamos y nos hacemos preguntas. Después de leer tu artículo entiendo mejor que cuando decimos que somos hijos de la Luz, lo que estamos diciendo es que somos Luz misma y que compartimos esa misma naturaleza divina con todos los seres. Por lo tanto, nuestras vidas ‘ordinarias’ no son sino el escenario en que poco a poco vamos revelando la Luz que somos para beneficio de toda la creación. Tu último párrafo me parece el ‘broche de oro’ de esta enseñanza que nos regalas. Un abrazo.

  2. VALENTINA ADULFA SANTIAGO BAÑOS

    Gracias Aída por darnos la visión de la unidad con nuestro Dios y también con los hermanos.

    Debo confesar que me costó trabajo al inicio adentrarme en el objetivo de la unidad, sin embargo al darnos como siempre el panorama divergente de los hermanos de otras espiritualidades nos enriqueces y también unificas.

    Hermoso artículo que nos lleva a conocernos mejor y acercarnos a nuestro Creador.
    Muchas gracias

  3. Paola Ivett Domínguez Espinosa

    Gracias por este artículo Dra. Aída. Me gustó mucho la pauta que nos da en su reflexión para respondernos a la pregunta “¿quién soy?” En el marco de la manifestación: Reconocernos en el Eterno, sabernos Unidad. Capto que se trata de vernos a profundidad, todos los seres humanos que sufrimos bajo la visión espacio-tiempo creyendo que somos individuos, únicos, desconectados, dedicados a servir al ego, creyendo que la experiencia propia de vida es la única y que no tiene consecuencias en Todo, que no hay nada más allá de ella, pero sufriendo la nostalgia de vivir la eternidad. Si aceptamos vernos conformados en variadísimas proporciones por los atributos supremos, cómo marcan los 99 Nombres de Allah, llegaremos a descubrir nuestra verdadera identidad, que somos Hijas e Hijos de Dios y llegar a vivir en consecuencia, ya no subsistiendo sino, viviendo bajo la certeza que somos Una o Uno con el Creador, con la alegría y expansión/inclusión que esto conlleva. También me gustó mucho la traducción del sentido de la palabra Abba, Padre, con la que llamó Jesús a la Conciencia Unificada: la unión de la dimensión Eterna con la dimensión espacio- temporal. Creo que esta es la aventura que estamos invitados a experimentar: humanizarnos, hermanarnos, vivir bajo la mente de Cristo, que es Dios mismo. Rectificar nuestra relación con Dios al identificarnos para que demos frutos de esta relación para su gloria, estos es, efecto de amor, compasión, alegría y paz en Todo, más allá de las consecuencias que podamos ver y palpar Todo. Asimismo podremos comprender las palabras de Cristo, en los textos sagrados, que nos habla bajo diferentes nombres en diversas culturas pero que en todas nos muestra cómo vincularnos de esta nueva manera con él que vive en nosotros. Mantener nuestra intención de unir cielo y tierra, mediante la oración, para ser transformadas o transformados en el amor, poder recibir la gracia de la humildad y así poder vivir y servir íntegramente, en otro grado de alegría venido del Amado.

  4. Claudia Vargas Clemente

    Querida Aída, gracias infinitas por este bello regalo escrito.Gracias por re enfocarme en la unidad de la luz, del amor…

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