La conciencia fragmentada está anclada en la creencia que el mundo es tal como lo veo y lo pienso: un mundo de objetos dispersos, de diferencias y separación; me veo a mí separada de tí; percibo seres y cosas que se asemejan a piezas sueltas de un gigantesco rompecabezas imposible de armar porque no veo relación entre ellas. En este abigarrado mundo sólo ‘yo’ y ‘los míos’ somos reales, los demás son imágenes sin consistencia.
La tradición individualista occidental confirma los datos captados por mi percepción e interpretados por mi mente. Aprendo que soy un individuo y se me adiestra para prevalecer sobre estas piezas del rompecabezas imposible de armar. Esta visión genera desconfianza; no se puede vivir confiado en un universo de fragmentos en lucha unos contra otros para sobrevivir. La desconfianza produce temor.
Cada persona que existe bajo las coordenadas de esta visión fragmentaria sufre de soledad y miedo. Pero afortunadamente ésta no es la realidad, esta visión es sólo una fantasía de los sentidos y de una mente adiestrada para creer en estas fantasías que revelan un universo fragmentario.
El antídoto contra el temor producido por la conciencia fragmentada es la conciencia unificada. La expresión conciencia unificada abarca tanto el ámbito interno de la persona como el externo donde ésta se vincula con todo lo existente. La conciencia unificada en el ámbito interno consiste en la coherencia de pensamientos, intenciones, sentimientos, palabras y acciones en armonía con la conciencia unificada.
El ámbito externo de la conciencia unificada corresponde a vivir en la certeza de la interconexión y la interdependencia. Cuando la interconexión es comprendida y aceptada produce cambios profundos en la forma de interpretar los datos de la percepción que ya no son recibidos como datos fragmentarios sino como información sobre la unidad de la que se forma parte de un modo dinámico de relaciones recíprocas. Se transforma la manera de pensar, mirar, sentir, hablar y actuar.
Ambos ámbitos, interno y externo, se retroalimentan mutuamente porque están ligados en una unidad indivisible. La visión fragmentada del ámbito externo corresponde a una dinámica fragmentada en el ámbito interno. Del mismo modo, la visión unificada en el ámbito externo corresponde a una dinámica unificada en el ámbito interno. Cuando la visión se unifica, desaparece la falsa separación que la fantasía estableció entre adentro y afuera. La frontera se borra, la dualidad cede su lugar a la realidad unificada y el esfuerzo de la persona se traslada de la desgastante y atemorizante lucha por prevalecer, a un sentimiento de unidad con toda la vida. Esta comprensión de la unidad provoca un compromiso responsable, confiado y congruente que conduce a alinear pensamientos, intenciones, sentimientos, palabras y acciones en la conciencia de la interconexión y la interdependencia.
Diversas historias y metáforas de la literatura milenaria muestran la interconexión, la unidad que vincula a todo lo existente: la Red de Indra es una de ellas. Otras aluden a la fragmentación, como la historia del fruto del Árbol del Conocimiento del bien y del mal del libro de Génesis. La física cuántica ha traducido el conocimiento místico milenario sobre la interconexión en un idioma científico comprensible y aceptable para quienes no confían en el conocimiento que proviene de la profundidad del silencio de las almas. En estos momentos cualquier persona documentada acepta las explicaciones sobre el campo unificado, el enredijo (entanglement) y las diversas teorías que intentan explicar la interconexión entre todo lo existente. La unificación es ya un tema por el que nadie es anatemizado.
La metáfora de la Red de Indra o Perlas de Indra descrita en los Puranas y en el Sutra Avatamsaka ilustra esta interconexión. La Red de Indra es una infinita red de finas cuerdas de seda que sostienen gotas de rocío; cada gota de rocío refleja a todas las gotas sostenidas en la Red y a su vez es reflejada por la miríada de gotas.
Por su parte, la metáfora del Árbol de la Vida —Árbol del Bien— en contraposición con el Árbol del Conocimiento del bien y del mal ilustra, entre otras cosas, la conciencia unificada en contraste con la conciencia fragmentada. Los prototipos humanos Adán y Eva vivían envueltos en el conocimiento de la interconexión con una visión no dualista hasta que comieron el fruto de la dualidad del Árbol del Conocimiento del bien y del mal. Las consecuencias de comer el fruto de la fragmentación fueron inmediatas: vergüenza, engaño, miedo, irresponsabilidad ante los propios actos (la serpiente fue la única que confesó su responsabilidad). De la misma manera en que Adán y Eva temieron y se escondieron porque perdieron la conciencia de la unidad, así se esconde en desconfianza y miedo quien vive en conciencia fragmentada. La voz que antes de comer del árbol de la dualidad escuchaban en todas partes, adentro y afuera, se convirtió en una acusadora voz exterior de un temible dios de afuera.
Cuando se comprenden las repercusiones adversas que causa la vida centrada en una visión dualista, fragmentaria, en contraste con las repercusiones de una vida consciente de la interconexión no dualista, se tiende a optar por la unificación de la conciencia que permita vivir sin dañarnos y sin dañar al prójimo, considerando prójimo a toda criatura y no sólo a los humanos. Para acceder a esta conciencia de unidad es necesario descubrir quién eres, quien soy. Nuestra visión se transforma a favor de la vida cuando descubrimos que somos seres sin límites de tiempo (eternos) ni espacio (infinitos), vestidos con trajes de subpartículas provenientes de lejanas galaxias: seres eternos con apariencia de seres temporales.
La conciencia no-dualista es la conciencia del amor. Amor es sinónimo de integración consciente, de unificación. Desamor es sinónimo de fragmentación. Vivir en amor, en integración, produce salud física y mental; vivir en desamor, en desconexión, produce desequilibrios que provocan perturbaciones en todas las dimensiones de lo existente. Cuando escogemos vivir en conciencia unificada estamos escogiendo sanarnos, sanar nuestro entorno y sanar a la creación visible e invisible de la que formamos parte. Somos responsables de nuestras vidas y de lo que generamos en el planeta que nos aloja y en los multiversos.
El amor es fruto de la conciencia unificada, el temor proviene de la conciencia dualista fragmentada. La conciencia dualista produce desconfianza. La desconfianza proviene del sentimiento de fragmentación y genera juicios que consideran lo externo como potencialmente dañino cuando en realidad el daño no está afuera sino en la propia conciencia fragmentada y fragmentadora. Cuando el individuo tergiversa la realidad y se ubica a sí mismo como un fragmento ajeno a los otros fragmentos que percibe desde su visión dualista, el temor se convierte en eje de sus pensamientos, intenciones, sentimientos, palabras, acciones y su existencia es una batalla permanente por prevalecer.
El ego falso dualista cuya comprensión de la realidad gira alrededor de la división (ésto o aquéllo; tú o yo; lo mío o lo tuyo) se nutre de la comparación, el juicio y los prejuicios que crean inseguridad y temor. Esta falsa visión es cultivada por los poderes dominantes que mantienen sometida a la humanidad en adoración de ídolos, siendo el propio ego falso el ídolo que más rituales y sacrificios exige. Este ego falso es especialista en dividir para afianzar el temor, el sentimiento de peligro, la necesidad de competir, comparar, ambicionar, hasta que es descubierto y destronado.
Cuerpo y espíritu conforman una unidad, así como tú y yo constituimos una unidad. Cuando nos decidimos a estructurar nuestras vidas desde esta visión integradora, desaparece el miedo al prójimo; el otro(a) deja de considerarse el peligro a dominar y deja también de verse como un objeto utilitario para satisfacer nuestros apetitos. Sólo hay dos formas de vivir: en temor/fragmentación o en amor/integración.
La visión dualista producida por los cinco sentidos y la mente es imprescindible para sobrevivir en el mundo físico en que debe distinguirse ésto de aquéllo, arriba de abajo, lo frío y lo caliente, yo y el otro. Pero, así como el discernimiento dualista es necesario para sobrevivir en estas dimensiones en que existimos físicamente, es innecesario para construir nuestra realidad más profunda en que no hay arriba ni abajo, frío ni caliente, y en la que ésto es aquéllo (tat tvam asi) y yo soy tú.
Quienes despiertan de la pesadilla de la dualidad se dan cuenta que espíritu y materia son dos caras de la misma moneda: esencia y manifestación, forma y vacío. Al despierto no le engañan las teologías del dios-afuera, el dios ídolo creado para contrarrestar el temor que produce la fragmentación. Despertar es vivir en la conciencia unificadora del amor sin importar las consecuencias.
Acerca de la autora
- Es autora de libros y artículos; cofundadora del primer centro de estudios de la mujer en México. Es Psicóloga Clínica con estudios de maestría y doctorado realizados en Francia y Brasil. Fue profesora universitaria en diversas instituciones académicas de la Ciudad de México y de Veracruz, así como cofundadora de las Agencias Especializadas en Delitos Sexuales.
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Querida Autora,
Es un artículo corto pero muy claro y bello, producto de alguien que en profundidad ha unificado la conciencia y por supuesto que el Dios interno es el que prevalece y se manifiesta, muchas gracias por compartir su sabiduría y se que también su vivencia.
Interesante articulo
Hola Aida, interesante tema.
Yo estudie en el Pre de Marianao, Cuba. Me parece que coincidimos en esa epoca. Posteriormente estudie en la Escuela de Leyes en la Universidad de la Habana. En la actualidad vivo en West Palm Beach, Florida. Saludos!
Usted es un ser de Luz incansable, hermosa publicación, sus palabras llegaron en el momento exacto. Hari hari
Muy bonito texto. Me siento muy feliz en conocer tu caminho en la vida. Despues de tantos años, es una bella sorpresa encontrar esa Aida sábia y en paz con el universo.
Por la unidad de todos para un mundo mejor.
Gracia Aída por la claridad y profundidad de este artículo que nos pone de frente a lo que llamamos nuestra ‘infelicidad’ tocando la raíz del problema que es la desconexión y confusión en que vivimos.
La frase que más resonó fue la siguiente:
“Cuando el individuo tergiversa la realidad y se ubica a sí mismo como un fragmento ajeno a los otros fragmentos que percibe desde su visión dualista, el temor se convierte en eje de sus pensamientos, intenciones, sentimientos, palabras, acciones y su existencia es una batalla permanente por prevalecer.”
Me gustó mucho cuando mencionó a la física cuántica y la manera en que está funcionando como traductora de textos antiguos de sabiduría para quienes el silencio del alma no es suficiente evidencia de la Conciencia Unificada!
Es muy lindo el artículo, gracias por compartirlo.
Me ha gustado mucho leer la diferencia entre tener una Conciencia Fragmentada y una Conciencia Unificada. Lo cual se traduce en vivir en el temor o en el amor, sabiéndonos individuos separados o como parte de un Todo. Es interesante que al vivir en Conciencia Unificada despertamos de la pesadilla de la dualidad y todo lo que ello conlleva.
Es muy interesante el artículo.
Gracias por el tema que nos comparte.
Me gusto leer la diferencia entre estar en Consciencia Fragmentada y la Conciencia Unificada. Que es vivir en temor o en amor. Sintiéndonos individuos separados o como parte de un Todo. Es importante saber que si despertamos de la dualidad podemos vivir en Consciencia Unificada y todo lo que ello conlleva.
Que revelador texto Aída, me permitió descubrir una vez más que mi dualidad sigue ahí y que nunca la he unificado porque el temor nunca me ha dejado. Me hizo reflexionar acerca de las creencias que nos han heredado y a pesar que nunca me he identificado con ellas, aún así sigo en la fragmentación y el temor y sé muy bien que debo enfocarme más al amor que es el Uno. Todos somos uno en amor.
Gracias por este artículo tan profundo y reflexivo querida Aída, como siempre irradias sabiduría y luz profunda, en esa incansable búsqueda de la Unidad entre cualquier ser vivo que esté en esta Tierra.
Muchas felicidades por esto tan bello que has escrito.
Amiga querida,
Para mi , neófita en estos temas tan profundos , y un poco simple tal vez en mis análisis, es realmente difícil llegar al entendimiento de lo que , conociéndote , se que es algo
Tremendamente real . Porque eres brillante y profunda . Y eres un ser de Luz .
Para mi lo que dices , lo que llega a mi corazón con tus palabras y con lo que coincido es esto:
Deseo y creo ser Un ser coherente en mis
Sentimientos y pensamientos con mi existencia y mis obras ;
Y me siento en unión indivisible con el Universo y con todos los seres vivientes.
Porque es el
Amor causa y efecto. Sin dudas .
Amor y sin límites.
Pero confieso .. si tengo un Dios de afuera.
Y entonces?
Fantástico tu artículo.
Un abrazo querida amiga!
Excelente! Buen argumento para desarmar los miedos. Muy certero. Un abrazo.
Muy hermoso artículo con visión perspicaz.
Comparto mi punto de vista superficial.
La creencia de la conciencia fragmentada es originada por el desconocimiento de la Verdad de Origen de todo lo existente (Conciencia Unificada) mas la negación de dar el paso a aprender la amplitud de lo mismo, tanto visible hacia lo invisible (Física a la Energética), por ende surge desconfianza que se basa a la codicia de mi percepción egocéntrica y luego el temor produce (Temor de perder lo que mi ego anhela).
Si uno es suficiente humilde para aprender la Verdad de Origen de la Conciencia Unificada que lógicamente incluye el esfuerzo de actuar de acuerdo a ella, entonces llegará a entender comprobando que tanto la conciencia fragmentada y la unificada siempre se produjo del UNO, esto pasará porque mi forma de ver lo existente cambió por la trascendencia de mi nivel espiritual (Vivo en el dualismo ( lo efímero) con visión de tercera persona (lo eterno)), porque utilicé los cinco sentidos y la mente para experimentar la superación de la visión dualista, por eso el VERDADERO AMOR surgirá desde la conciencia unificada; pero si existe negación para aprender la Verdad de Origen de todo lo existente (Conciencia Unificada), aunque según uno actúa con amor, seguirá siendo amor de la conciencia fragmentada (lo que mi ego anhela).
Todo lo compartido anterior es simplemente el resumen de:
¿Vivo en el dualismo con falso yo o El Verdadero Yo?
Muchas gracias Aída por tan bello artículo. Son temas de los que me gustaría aprender. Gracias por compartirme tu bello e interesante blog.
Me encanto el análisis comparativo y el enfoque qualitativo e haces definitivo
Aida querida:
me encantó tu artículo, tan profundo y bello, ordenado y claro, hablando de aquello que siempre hemos sabido y que ahora hasta la ciencia nos aprueba. Quisiera estar cerca y seguir compartiendo cosas.
Aprecio grandemente haberte conocido y saberte parte de to mi ser.
La idea de comprender la totalidad de lo que somos y sentirnos parte, resolvería !tantos conflictos humanos¡ pero para volver a ese recuerdo que permanece intacto en una zona liberada de nuestra mente, parece que tenemos que llegar a la máxima expresión del fraccionamiento… ese que causa dolor, divorcio, separación, irritación y odio.
Para entender el ser humano tiene que reconstruirse de nuevo y eso tomará milenios, pero estoy segura que sucederá, porque el tiempo en la conciencia no existe en el modo en que nosotros lo concebimos y muchos de nosotros que ya nos hemos convertido en seres humanos, nos damos cuenta de que llego ese tiempo, de volver a la unidad y de recobrar esa armonía, sintiendonos parte de un TODO que se manifiesta en cada uno de nosotros, en ese bendito
YO SOY TU, TU ERES YO.
Nuevamente, siento que el articulo aborda la tematica de una forma directa y concreta… Nuestro gran demoledor de la vision unificada del universo… el ego flaso y su herramienta el miedo, dentro de nuestra consciencia colectiva manchada parece siempre mas facil distinguir el contraste que el complemento, mas facil marcar lo que se es diferente que buscar lo que prevalece común, generar adeptos mediante la disgregación siempre conlleva de una u otra forma a un desenlace de violencia y que finalmente nos afecta a todos.
Es imperativo buscar metodos que nos liberen de manera genuina del miedo del sentido de separación de ser ajenos.
Para mi todo queda dicho en esta frase: “La conciencia no-dualista es la conciencia del amor. Amor es sinónimo de integración consciente, de unificación”
Sin dudas ahi esta nuestro camino como seres de luz… que seria de este mundo si aplicaramos eso en nuestra vida cotidiana de manera consiente y rutinariamente
Gracias Aída por tratar estos temas tan importantes para el crecimiento personal.